El día de nuestra boda es seguramente uno de los más importantes de nuestra vida, y no solo por estar contrayendo matrimonio con la persona a la que amamos y con la que esperamos estar el resto de nuestros días, sino también por toda la celebración, por la fiesta que supone reunir a todos nuestros amigos y familiares y disfrutar con ellos de un día inolvidable. Ese deseo pronto se convierte en presión, porque queremos que todo salga absolutamente perfecto en el día de nuestra vida, y son muchos los detalles a tener en cuenta, desde el catering hasta la música, pasando por el fotógrafo o el transporte para los invitados. Muchas parejas deciden contratar a una persona especializada en organizar estos eventos, una weeding planner que se encargará de todos esos detalles, para evitar tanta presión y tanto estrés a la pareja.
Sin embargo, montar tu propia boda es una ilusión que debes saber canalizar y aprovechar para hacerla cien por cien a tu gusto, contando con todo lo que siempre deseaste. Elegir vosotros mismos todos los detalles puede ser algo complejo, pero si os lo tomáis con cierta calma y con tiempo, no debe haber muchos problemas en ir levantando poco a poco la boda perfecta. Uno de los detalles más importantes del enlace es la elección del fotógrafo, puesto que en sus manos quedará la responsabilidad de dejar plasmado todo lo que ocurra ese día, desde el primer al último instante, para que nada se pierda en el olvido. Elegir un buen fotógrafo de boda no es fácil, pero si lo logramos tenemos asegurado unos bonitos recuerdos de por vida, en un día en el que las fotos y los vídeos no deben faltar. Aquí te dejamos algunos consejos que seguramente te sean muy útiles para dar con el fotógrafo perfecto para tu enlace.
Comodidad y confianza
Encontrar a un profesional que te transmita confianza es básico para dar con el fotógrafo perfecto, y es que al fin y al cabo vais a pasar muchas horas juntos, no solo el día del enlace, sino también en la previa, donde normalmente se suelen hacer sesiones de preboda que sirven, precisamente, para ir cogiendo esa confianza y lograr que los novios se sientan cómodos con el fotógrafo siempre enfocándoles. Si no estás muy acostumbrado al tema de las fotos no te preocupes, porque los buenos profesionales siempre te harán sentir cómodo delante de la cámara. Es su trabajo y están habituados a sacar fotos en las condiciones más complicadas, así que no tienes que preocuparte por nada. Aquel que haga lo imposible por que estés a gusto en todo momento, ese será el fotógrafo perfecto para vosotros.
Valora la seriedad
La profesionalidad es un rasgo esencial en cualquier trabajador, pero más en un fotógrafo que vaya a realizar tu sesión de bodas, puesto que estás apostando por él algo muy importante, estás dejando en su mano los recuerdos de uno de los días más felices e importantes de tu vida, y como tal, el fotógrafo debe ser consciente de la presión que tiene encima. La seriedad y la profesionalidad de estos fotógrafos son cualidades imprescindibles para poder contar con ellos y que todo salga perfecto ese día. Lo importante es que no te tengas que preocupar de las fotos, que ya se encargue el profesional de captar todas las instantáneas necesarias, para que tú solo te dediques a disfrutar de tu día. La seriedad en horarios, en puntualidad, en forma de llevar las sesiones, ya nos hablará muy bien del fotógrafo que queramos elegir.
El día de la boda
Obviamente, antes del día de la boda ya habréis tenido varias reuniones con el fotógrafo elegido, y os conoceréis de sobra. Lo habitual es que trabaje con ayudantes y con más personas, porque ese día ocurren tantas cosas que es imposible captarlas todas con una sola cámara. El día suele empezar en casa de la novia, tomando fotos de los preparativos, mientras su familia la acompaña. También es habitual tomar fotos en casa del novio, de la misma forma. En la iglesia, en el propio enlace, habrá usualmente un par de fotógrafos captando todos los detalles de la ceremonia, tanto en los novios como en los invitados. Se suele realizar posteriormente al enlace una sesión rápida, en un lugar escogido para la ocasión, las primeras fotos como marido y mujer. Y posteriormente, ya en el convite, los fotógrafos se encargarán de tomar las mejores fotos, especialmente en la fiesta, donde se captan muchos de los mejores momentos de alegría.
Sesiones antes y después del evento
Aunque no es algo obligatorio, muchos fotógrafos ofrecen packs que incluyen no solo las fotos del día de la boda, sino también sesiones antes y después, para completar un viaje a través de esas instantáneas. Se pueden realizar sesiones pre-boda en lugares escogidos, o incluso marcharse a lugares del extranjero para hacerlo más especial. Estas suelen ser en ropa elegante pero cómoda, mientras que las sesiones post-boda se suelen realizar incluso con los trajes y vestidos, en sitios igualmente escogidos para la ocasión que queden lejos del lugar donde se desarrolla la boda y que, por falta de tiempo, no se podría visitar el mismo día del enlace. Estas sesiones suelen ser una forma elegante y especial de preparar la boda y de disfrutar de una sesión posterior sin toda la presión del enlace encima, como una forma de ver el antes y el después.
El precio, un factor definitorio
La seriedad, la profesionalidad y el trabajo bien hecho son las cualidades que un buen fotógrafo debe tener para ser escogido en un día ten especial. Pero no nos engañemos, el precio también es importantísimo, porque al fin y al cabo estamos hablando de un evento con un presupuesto ajustado, y en el que el dinero se nos va por casi cualquier detalle. No debemos escatimar a la hora de contratar al fotógrafo, y es mejor pagar un bueno y profesional por algo más de dinero que quedarnos con otro que no nos de tantas garantías, solo porque sus honorarios son más económicos. Piensa que será el encargado de inmortalizar todo ese día, y que tiene en sus manos la posibilidad de crear los más especiales recuerdos de tu boda, así que no recurras tampoco a las opciones más baratas porque suelen ser menos seguras.
